Ilustración: Marta Pucci
¿Cuántos tipos de orgasmos femeninos hay?
Investigando el orgasmo femenino.

*Tradução: Carolina Tafur
Al igual que el estudio de los estados de ánimo o el dolor, el orgasmo femenino* debe ser interpretado, no solo a partir de mecanismos biológicos, sino también a partir de tendencias psicológicas, sociológicas e históricas.
A lo largo de la historia en los países occidentales, el orgasmo femenino ha sido objeto de escrutinio. A veces los orgasmos se percibían como algo poco saludable o malo, y los orgasmos producto de una estimulación diferente al cóito vaginal no heterosexual, han sido considerados como inaceptables por investigadores y médicos (1,2).
La noción de que algunos orgasmos eran superiores a otros ha sido respaldada por profesionales de la salud.
Sigmund Freud popularizó la idea de que las mujeres maduras experimentan orgasmos vaginales, mientras que las mujeres inmaduras disfrutan de la estimulación del clítoris (1-3).
La importancia del orgasmo vaginal estaba tan arraigada en el discurso de la salud en el s. XX que la incapacidad para alcanzarlo a través de la relación sexual penetrante heterosexual se identificó como parte de una condición diagnosticable en el MDE III (un libro de diagnóstico psicológico y psiquiátrico) (4).
Aunque hoy en día la mayor parte de los profesionales de la salud no consideran que la incapacidad para alcanzar el orgasmo a través del sexo penetrante sea un problema (a menos que sus pacientes expresen esta preocupación), muchas personas creen que el orgasmo es una condición de una relación sexual feliz, plena y/o satisfactoria (2). Algunas personas también sienten que los orgasmos deberían estar restringidos al sexo, en lugar de experimentarlos durante la masturbación (1). Los orgasmos son geniales, pero sentir presión para tener un orgasmo, o un orgasmo en particular, en un momento específico, puede hacer que el sexo sea estresante y desagradable.

Los aspectos históricos y sociológicos del orgasmo pueden nublar la investigación
Los investigadores pueden sesgar las respuestas de los participantes al hacer preguntas que impliquen la existencia de un tipo de orgasmo.
En relación con lo anterior, no hay consenso entre algunos investigadores del sexo sobre cómo clasificar los orgasmos (3,5). Por ejemplo, si la estimulación de una parte del cuerpo diferente a los genitales hace que los genitales se exciten y que la persona tenga un orgasmo, ¿fue la estimulación del área no genital la causante del orgasmo o lo fue la excitación de los genitales?
Incluso si un investigador hiciera un estudio usando herramientas que midan la excitación, esto no elude todos los problemas.
Se ha demostrado que las personas que tienen genitales femeninos experimentan excitación en sus genitales pero no reportan la excitación a los investigadores, sugiriendo que la excitación física es un indicador insuficiente para describir el interés o placer sexual (5).
Los problemas de los investigadores aumentan al reunir participantes para estudios sobre sexo y orgasmos. Alistar participantes en un estudio siempre es complicado, pero cuando además el estudio es sobre un tema que potencialmente se considera privado o tabú, puede resultar difícil asegurar que la muestra sea representativa de todas las personas en todas las culturas (esto también se conoce como validez externa). También puede ser difícil para los participantes recordar con precisión o saber dónde y cómo fue la estimulación que provocó el orgasmo (5).
¿Para qué hablar en absoluto de los orgasmos si hay tanto problema?
Dada la cantidad de comentarios sobre el orgasmo en las redes sociales, es importante entender cómo funciona realmente nuestro cuerpo y el de nuestra pareja, con el fin de ayudar a reducir el estigma y el estrés durante la relación sexual, y mientras lo hacemos, puede que aprendamos un par de cosas sobre cómo hacer más placentero el sexo.