Fotografía de Natalie Dodd. Dirección de arte de Marta Pucci.
Guía para principiantes sobre el sexo lésbico
No tienes que ser lesbiana para disfrutar del sexo no reproductivo.

Las personas LGBTQIA+ disfrutan de una amplia variedad de prácticas sexuales, en su mayoría no reproductivas, que históricamente han sido excluidas de las narrativas dominantes de los medios de comunicación.
A menudo visto como tabú o incluso perverso, el sexo lésbico en particular sigue siendo frecuentemente excluido del panorama más allá del «contenido para adultos» desarrollado para una audiencia mayoritariamente masculina. Creo que es hora de prestarle la atención que merece.
Esta guía se centra en consejos para principiantes para mujeres y personas con vulva que quieren compartir placer sexual entre sí. Independientemente de tu orientación, explorar el sexo no reproductivo con tu pareja puede ser liberador a medida que descubres qué es lo que más placer te da.
Antes de empezar, independientemente del tipo de sexo que estés practicando, es importante tener un consentimiento pleno y expreso y asegurarte de que tú y tu(s) pareja(s) sexual(es) estáis física y emocionalmente seguros en todo momento.
Para empezar
Empecemos. Besar los labios, acariciar el cuerpo y apretar los pechos, los pezones y las nalgas pueden ser formas placenteras y fáciles de empezar. Como con todas las formas de sexo, los juegos preliminares son importantes y pueden incluir frotar o rozar vuestros cuerpos juntos con o sin ropa.
Las caderas y los muslos son los héroes olvidados de este juego. Sube la temperatura frotando tu vulva en los muslos o las caderas de tu pareja para estimular tu propia excitación, anima a tu pareja a que te haga lo mismo, o utiliza tus caderas o muslos para frotar contra la vulva de tu pareja. Esto se llama “tribbing" y no es del gusto de todos, pero puede ser una forma íntima de hacer fluir los jugos, por así decirlo.
Pasemos al clítoris
Los orgasmos de las personas con vulva siguen siendo vistos como algo misterioso y polémico en los medios de comunicación y las conversaciones populares. Esto se debe en parte a que el placer de las mujeres (real, sin pulir) tiende a estar infrarrepresentado en los medios de comunicación y la pornografía (1), pero también a que hay muchas formas diferentes en que una persona con vulva puede alcanzar el orgasmo. Una de las formas más comunes de excitar la vulva es a través de la estimulación del clítoris. Entonces, ¿qué es el clítoris y cómo podemos encontrarlo?
La mayoría de nosotras estamos familiarizadas con el clítoris externo, el capuchón del clítoris (glande del clítoris), que es la protuberancia del tamaño de un guisante en la parte superior de la vulva. El glande contiene la mayor concentración de terminaciones nerviosas, por lo que es una fuente importante de sensibilidad (2). Estimula tanto el clítoris interno como el externo para maximizar el placer. Para obtener más información, consulta nuestro artículo sobre estimulación del clítoris.

Para estimular el clítoris interno, empieza masajeando toda la vulva. Presiona con la palma de la mano sobre el clítoris externo y utiliza los dedos para masajear suavemente los labios internos y externos. Esto estimulará el flujo sanguíneo y la excitación del tejido eréctil del clítoris interno (3).
Para estimular el clítoris externo, puedes usar los dedos, la boca, la lengua, juguetes y más. Algunas personas desean un toque muy ligero y delicado, mientras que otras pueden preferir la intensidad de un vibrador o un roce vigoroso: la comunicación es clave. Puedes usar los dedos o la lengua para acariciar o lamer el clítoris externo y crear suaves movimientos circulares a su alrededor como punto de partida para la estimulación.
Para algunas personas, la estimulación del clítoris proporciona suficiente placer. Para otras, la estimulación del clítoris es demasiado intensa para ser placentera; en cualquier caso, si estás explorando, es un buen punto de partida.
Siguiente parada, la penetración: dedos, puños y juguetes
Sobre todo si estás acostumbrada al sexo con penetración (con un pene o cualquier otra cosa), esto no lo descarta. La penetración de la vagina y el ano puede realizarse con los dedos o el puño y puede incluir el uso de juguetes como consoladores, vibradores y arneses.
Con los dedos
La estimulación con los dedos consiste en introducir uno o más dedos en la vagina o el ano. Para meter los dedos en la vagina, empieza con uno o dos dedos, normalmente el índice o el corazón, y úsalos para separar lentamente los labios menores e introducirlos en la vagina. Lo ideal es que la vagina esté húmeda y con los músculos relajados, pero si no es así, habla con tu pareja y considera la posibilidad de usar lubricante para asegurarte de que los dedos puedan entrar en la vagina sin demasiada fricción seca y resistencia. Después de introducir el dedo o los dedos, puedes moverlos de varias maneras, como con movimientos circulares o de «dentro hacia fuera». En caso de duda, pregúntale a tu pareja qué le resulta más placentero. Después de introducir uno o dos dedos, la vagina puede estar lo suficientemente relajada y abierta como para recibir más dedos.
Puños (el “fisting”)
El fisting es una forma avanzada de penetración que consiste en utilizar los dedos o juguetes para estirar lentamente las paredes de la vagina o el ano para que finalmente quepan un puño. Después de lubricar y relajar bien la vagina, puedes explorar el fisting aumentando lentamente el número de dedos que están dentro de la vagina hasta que el puño pueda deslizarse dentro con relativa facilidad. Después de que tu puño se haya deslizado dentro de la vagina, tu pareja puede pedirte que lo introduzcas y saques, que abras y cierres la mano mientras está dentro, o que mantengas el puño quieto.
En resumen: ve despacio, con mucho control y usa lubricante.
Juguetes
Los consoladores, vibradores y estimuladores del punto G son solo algunos de los juguetes diseñados para penetrar la vagina o el ano. Si compartes tus juguetes con varias parejas, asegúrate de usar condones nuevos en los juguetes para evitar la propagación de infecciones. Un juguete común en el sexo lésbico es el strap-on. El sexo con arnés implica llevar un arnés que normalmente se coloca alrededor de la parte inferior de las caderas y la parte superior de los muslos para sujetar un consolador en la parte superior de la vulva. Con el consolador atado al cuerpo como un pene, la persona que lleva el arnés puede penetrar la vagina o el ano de la otra. Para aprovechar al máximo el sexo con arnés, asegúrate de que el consolador y el arnés se ajusten bien y utiliza lubricante.
Entonces, ¿qué pasa con las tijeras?
Cuando la gente piensa en sexo lésbico, tiende a pensar en tijeras. Las tijeras implican frotar las vulvas juntas para estimular el placer. Esto puede ser una tarea bastante desafiante y atlética, pero no tiene por qué serlo. Como siempre, la comunicación es clave, así que probar diferentes posiciones y discutir lo que es y no es cómodo es el paso más importante hacia una sesión de tijera exitosa. Esta no suele ser una posición que elijan las principiantes porque requiere tiempo y familiaridad con los cuerpos de la otra.
¿Cuándo terminamos?
A diferencia de las prácticas heterosexuales, que tienden a terminar cuando la persona con pene alcanza el orgasmo, el sexo lésbico no tiene un final claro. Alcanzar el orgasmo no siempre es el objetivo o el punto final del sexo lésbico. Algunas personas pueden tener múltiples orgasmos y otras no llegan al orgasmo en absoluto. El objetivo es proporcionar placer y conexión, y el orgasmo puede o no formar parte de este proceso. El sexo lésbico termina cuando tú y tu(s) pareja(s) os sintáis preparadas para parar.