Ilustración: Emma Günther
Lo que la educación sexual nos enseñó mal sobre la concepción
Cuando se trata de buscar un embarazo, la educación sexual nos falló por completo.
La única educación sexual que recibí fue en una aburrida clase de ciencias de sexto grado, cuando tenía 12 años. Les enseñaron cómo se hacían los bebés y les dijeron que siempre usaran condón o, de lo contrario, contraerían una terrible enfermedad genital o, peor aún, nos quedaríamos embarazadas. De hecho, hacían que embarazarse pareciera demasiado fácil, como si solo hiciera falta una mirada prolongada del chico al otro lado del aula y—¡bam!—ya estabas embarazada (bueno, quizá eso sea un poco exagerado, pero ya entiendes lo que quiero decir). Todos hemos oído esa historia del condón roto, la píldora olvidada o incluso de alguien que no se saltó ninguna píldora y acabó teniendo un embarazo no deseado. Pero, en realidad, no es tan sencillo: embarazarse no es tan sencillo como tener una relación sexual sin protección. La educación sexual que recibí era alarmista. Y punto.
La educación sexual forma parte de los planes de estudio de las escuelas de Estados Unidos y otras partes del mundo desde hace años, y se centra en los métodos anticonceptivos, el embarazo y la prevención de las infecciones de transmisión sexual (ITS) (1). Pero, debido a los tabúes sociales, todavía hay muchos aspectos del sexo que no se tratan. Algunas personas pasan tantos años tratando de evitar el embarazo que, cuando llega el momento de intentarlo, es común pensar que sucederá de inmediato (2,3). En lo que respecta a la fertilidad y la concepción, la educación sexual que recibimos en la escuela nos ha dejado totalmente desprevenidas. Aquí hay algunos datos sobre la concepción que definitivamente no aprendimos en la escuela.
Hay otras formas de concebir además del "método tradicional"
La educación sexual actual se centra peligrosamente en el sexo heterosexual y cisgénero. En Estados Unidos, algunos estados siguen prohibiendo a los profesores hablar de la orientación sexual en clase (1). Los estudiantes LGBTQ+ que asisten a escuelas en estos estados se enfrentan a un entorno escolar más hostil y tienen menos acceso a los recursos y el apoyo que son cruciales para su desarrollo sexual, su seguridad y su bienestar (1,4). Se ven afectados de manera desproporcionada por una educación sexual deficiente y, como resultado, experimentan tasas más altas de ITS, embarazos no deseados y violencia sexual (5). No es de extrañar, pues, que la educación sexual nos haya llevado a creer que la única forma de concebir un embarazo es que una mujer cisgénero mantenga relaciones sexuales con un hombre cisgénero. Si bien esa es una forma de concebir, ciertamente no es la única. De hecho, las personas transgénero, no binarias y no conformes con su género planifican el embarazo y se embarazan en proporciones similares a las personas que se identifican como mujeres (6,7).
Las parejas LBGTQ+, las mujeres solteras y las personas que necesitan un donante de esperma pueden concebir mediante terapias de reproducción asistida, como la inseminación intrauterina, la fecundación in vitro y la gestación subrogada. Aunque este artículo se centra en la concepción mediante el sexo, es importante señalar que todos los métodos de concepción son válidos e importantes.
El momento lo es todo
El alarmismo en la educación sexual es probablemente lo que dio lugar a la idea errónea de que es posible concebir en cualquier día del ciclo menstrual (3)—pero eso no es así. En realidad, la concepción solo es posible durante unos 6 días de cada ciclo: los 5 días previos a la ovulación y el día de la ovulación—también conocido como "ventana fértil biológica: (8). Estos son los días en los que es más probable que te embarazares por mantener relaciones sexuales (o por inseminación) (9). Sin embargo, saber exactamente cuándo se produce la ovulación puede ser complicado. Esto se debe a que la ovulación puede variar de un ciclo a otro, incluso si tienes ciclos menstruales predecibles (8). No ser consciente de la ventana de concepción o perderla es una razón común por la que las parejas tienen dificultades para concebir (9,10).
La frecuencia también es importante. Aunque tener relaciones sexuales una vez durante la ventana fértil puede ser suficiente, tenerlas cada 2-3 días aumentará las posibilidades de concebir (9). Llevar un seguimiento de tu ciclo y aprender a identificar los signos de la ovulación puede ayudarte a acertar con el momento adecuado (11). También puedes utilizar Clue Concibe para ayudarte a predecir los días de tu ciclo en los que es más probable concebir.
Embarazarse puede llevar algún tiempo
Ahora que conoces la ventana fértil biológica, puede que te decepcione saber que tener relaciones sexuales durante esos días no garantiza que puedas embarazarse. Se estima que una persona menor de 30 años tiene aproximadamente un 20 % de posibilidades de quedar en um embarazo en cada ciclo. A los 40 años, esta probabilidad se reduce a alrededor del 5 % (10). Eso significa que puede llevar varios meses concebir, e incluso un año o más puede ser lo habitual (12). Aunque las investigaciones nos dicen que la probabilidad de concebir cada mes disminuye con la edad, no es un escenario válido para todos los casos. Las personas de 40 años aún pueden concebir y la edad no debe ser una razón para no intentarlo.
En general, se recomienda que consultes con tu profesional de salud si tienes menos de 35 años y no has concebido después de 12 meses de relaciones sexuales regulares sin protección, o después de 6 meses si tienes entre 35 y 39 años. Si tienes 40 años o más, debes consultar con tu profesional de salud de inmediato (13). Siempre se recomienda acudir a una visita previa a la concepción con tu médico especialmente si tienes alguna preocupación sobre tu salud reproductiva (14).
La infertilidad no es solo un "problema de las mujeres"
Las suposiciones culturales sobre las responsabilidades reproductivas de las mujeres han hecho que la carga física y psicológica de la concepción recaiga sobre las mujeres y las personas con ovarios. Pero si prestaste atención en la clase de biología, recordarás que se necesita un espermatozoide y un óvulo para crear un embrión y que este debe implantarse en el revestimiento del útero para que se produzca un embarazo (15). El esperma desempeña un papel importante en este proceso, pero cuando las cosas no salen según lo previsto, la culpa tiende a recaer en la persona con ovarios (16,17).
La calidad del esperma es importante y puede ser el único factor subyacente en hasta el 20 % de las parejas que tienen dificultades para concebir, y un factor contribuyente en otro 30 % de los casos (18). Los expertos en salud reproductiva coinciden en que la calidad del esperma debe ser una parte esencial de la planificación previa a la concepción, por lo que es importante que las parejas con esperma también acudan a la visita previa a la concepción (16). Añadir movimiento a la rutina diaria, seguir una dieta rica en alimentos antioxidantes y reducir o eliminar el consumo de tabaco y otras sustancias puede ayudar a optimizar el esperma para la concepción (19,20,21).
No tienes por qué pasar por este proceso a solas
La educación sexual definitivamente no nos preparó para la montaña rusa emocional que supone intentar concebir. La experiencia puede ser difícil, por lo que es importante contar con apoyo durante todo el proceso (22). En algunas culturas, puede haber una cierta presión para concebir rápidamente y un sentimiento de vergüenza si no lo consigues, por lo que es importante tener a alguien con quien hablar (23,24). Ya sea un amigo, un familiar o tu pareja, apoyarte en alguien de confianza puede ser útil (22).
Es normal sentir vergüenza al hacer preguntas íntimas a un médico sobre tu salud reproductiva. Anotar tus preguntas y llevarlas a la consulta puede ser de ayuda. Programar una visita previa a la concepción con un ginecólogo-obstetra, una enfermera practicante o una comadrona titulada antes de intentar concebir puede ayudarte a aprender más sobre cómo optimizar tu cuerpo y tu mente para la concepción y el embarazo (14). Recuerda: es importante tener acceso a la información que necesitas para que puedas sentirte en control e con información a la hora de tomar decisiones sobre tu salud reproductiva (3,25).
Intentar concebir puede ser agradable
Probablemente, en las clases de educación sexual no te enseñaron que el sexo puede ser agradable. A pesar de que existe un órgano dedicado exclusivamente al placer femenino (el clítoris), la sociedad sigue aferrada a la visión paternalista de que las mujeres (y las personas con vagina) que disfrutan del sexo son de alguna manera sucias o inmorales. No solo está bien que disfrutes del sexo en general, sino que intentar concebir también puede ser divertido. Otras formas de sexo sin penetración pueden enriquecer la experiencia (¡hola, clítoris!), y también puedes incorporar juguetes si te apetece (¡pero no te olvides de mantenerlos limpios!).
Aunque no es necesario tener un orgasmo para concebir, tenerlo puede liberar hormonas del bienestar que ayudan a reducir el estrés (26,27), y reducir el estrés puede incluso ayudarte a concebir (¡todos ganan!) (28). Tomar el control de la experiencia intentando concebir cuando y cómo quieras puede ayudarte a sentirte más fuerte, incluso puede hacer que el proceso sea más agradable (28).
Entonces, ¿cómo podría ser el futuro de la educación sexual?
Aunque hayamos aprendido a poner un condón en un plátano, en lo que respecta a la concepción, la educación sexual nos ha hecho, en su mayor parte, un gran flaco favor. En un mundo ideal, la educación sexual iría seguida de la educación sobre fertilidad, seguida de la educación sobre maternidad, así como de los elementos de salud mental, para ayudarnos a comprender mejor nuestros cuerpos y a tener un mayor control sobre nuestras decisiones reproductivas. La misión de Clue es proporcionar información sobre salud reproductiva que pueda ayudarte a tomar cada decisión relacionada con la salud reproductiva.
Si necesitas repasar la educación sexual, Clue Plus te ofrece consejos y recomendaciones de nuestros expertos internos en salud reproductiva